Cuando callás para no perder a alguien o evitar conflictos
Descubrí por qué muchas veces callamos para complacer a otros y cómo empezar a priorizarte, con una metáfora práctica que fortalece tu seguridad interior.
Claudia Marchessi
9/7/20255 min read
Indice del contenido:
La herida del rechazo y su impacto
Cómo se manifiesta en tu vida cotidiana
Reconocer y nombrar tus emociones
Metáfora: El halcón de las arenas
Cómo aplicar esta enseñanza en tu día a día
Cuando callás para no perder a alguien o evitar conflictos
Descubrí cómo la herida del rechazo influye en tus decisiones, bloquea tu voz y cómo empezar a elegirte sin culpa ni miedo.


Introducción:
¿Alguna vez sentiste que te callás para no perder a alguien, evitar conflictos o simplemente mantener la paz?
No es solo una sensación: es una respuesta que surge desde lo más profundo de tu ser.
Hoy vas a descubrir cómo existen heridas que influyen en tus decisiones, cómo identificarlas y empezar a elegirte a vos misma sin sentir culpa ni miedo.
Además, te comparto una metáfora guiada que te ayudará a internalizar este aprendizaje.
La herida del rechazo se activa cuando sentimos que expresar lo que necesitamos puede alejar a otros o generar conflictos.
🔹 Aparece una vocecita interna: “Si digo lo que necesito, me van a dejar de querer…”
🔹 Postergás conversaciones importantes por miedo al juicio o al abandono.
🔹 Te autocalificás como “controladora” o “perfeccionista” cuando en realidad solo buscás no ser suficiente.
Este patrón inconsciente suele resumirse así:
“Me sacrifico en silencio para que no me rechacen.”
Pero lo que realmente ocurre es que te rechazás a vos misma antes de que alguien más pueda hacerlo.
1. La herida del rechazo y su impacto
2. Cómo se manifiesta en tu vida cotidiana
Evitás decir lo que pensás en el trabajo o en tu familia.
Te guardás emociones y opiniones para mantener la armonía.
Tomás decisiones que no te representan solo para no generar conflictos.
El primer paso para liberarte es reconocer que estas conductas son un reflejo de una herida antigua, no de tu valor actual.
3. Reconocer y nombrar tus emociones
💡 Preguntate:
¿Es miedo?
¿Es culpa?
¿Es ansiedad?
Nombrar lo que sentís ya es empezar a sanar.
Luego, visualizá la escena desde tu yo adulta y segura:¿Qué te diría hoy esa versión de vos que honra tus ideas y tu energía?
¿Cómo responderías desde un lugar de calma y firmeza?
🌙 La historia del halcón de las arenas
"En un tiempo lejano, más allá de las dunas doradas del desierto de Al-Kamil, vivía un anciano sabio llamado Zafir, en una carpa de tela azul oscuro bordada con hilos de oro. Se decía que Zafir podía leer los vientos y entender el lenguaje de los animales, pero lo que pocos sabían... es que su mayor poder era escuchar los silencios de los corazones".
"Cada noche, cuando el sol se deshacía en naranjas y púrpuras sobre el horizonte del desierto, Zafir encendía una lámpara de aceite, y salía a sentarse sobre una alfombra tejida a mano, mirando el cielo. A su lado, siempre dormía un halcón gris plateado, de ojos intensos y mirada antigua. Lo llamaba Nur, que significa “luz interior”.
Nur no era como los demás halcones. Él no cazaba por instinto. Él esperaba una señal interna. Se decía que solo alzaba el vuelo cuando algo en su corazón le decía: "Es el momento."
Una noche sin luna, una joven llamada Yasmina llegó a la carpa de Zafir. Sus ojos estaban llenos de preguntas, y su alma parecía cansada de callar.
— Maestro, —dijo— hay algo que me pesa en el pecho… siempre que tengo que elegir entre mí y los otros, me pierdo. Siento que si digo lo que pienso, si sigo mi verdad… voy a quedar sola. Entonces, no hablo. Me trago las palabras. Y me duelen.
Zafir no respondió de inmediato. Se limitó a ver cómo el viento movía suavemente las cortinas de la carpa. Luego, levantó la mirada y dijo:
— Te voy a contar algo que no se le cuenta a cualquiera.
“Cuando Nur era solo un polluelo, fue entrenado por manos impacientes. Le enseñaron que debía volar cuando se lo ordenaran. Le pusieron anillos en las patas, y cuerdas en las alas. Y Nur voló... pero nunca con gozo. Volaba por deber, por temor, por obediencia. Un día, en medio de una tormenta de arena, las cuerdas se soltaron. Y Nur cayó. Cayó al desierto, herido. Solo.
Fue entonces cuando lo encontré. Lo curé, pero no lo obligué a volar. Solo le dije: “Volarás cuando sientas el llamado. No antes. No por nadie. Solo por vos.”
Yasmina lo miró en silencio, sintiendo un nudo dulce y amargo en el pecho.
— ¿Y voló?
— Sí. Voló cuando recordó que era libre. Cuando entendió que no decir lo que necesitás es otra forma de caer del cielo.
Zafir tomó una pequeña piedra del suelo. Era azul turquesa, suave, redondeada por el viento. Se la entregó con las manos abiertas.
— Llevála con vos cuando tengas miedo de hablar tu verdad. No estás sola. Tu alma sabe cuándo volar. Tu tarea no es convencer a nadie. Es no olvidarte de vos.
Esa noche, mientras el halcón dormía bajo las estrellas, Yasmina también durmió. Pero por primera vez en años, su pecho no pesaba.
Soñó que volaba. Sin cuerdas. Sin miedo.
Solo con el viento como guía… y con una luz encendida en el corazón.
MÉTAFORA
✨ Instrucciones para escucharla antes de dormir:
Leéla o Graba con tu voz y escuchála...
Con respiraciones lentas, dejando que cada imagen se instale suavemente.
Permití que la historia trabaje a nivel simbólico: el halcón representa tu poder interior, las cuerdas son viejas lealtades y Zafir es tu sabiduría inconsciente.
No intentes entenderla con la mente… dejá que tu inconsciente se conecte con la enseñanza.
5. Cómo aplicar esta enseñanza en tu día a día
Empezá con pequeñas decisiones donde normalmente callás.
Nombrá lo que sentís y lo que necesitás, aunque sea internamente primero.
Recordá: elegirte no significa rechazar a otros. Poner límites no significa herir. Decir tu verdad te hace libre.
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